Ayer encontré a mi hermana cenando en el centro de Sabadell, se preguntaba porqué la ciudad estaba vacía. Siempre lo estaba. Paco y yo solíamos acabar en cualquier bar vulgar. Estábamos solos y nos abandonábamos durante horas al alcohol, al tabaco y a nuestras conversaciones sinceras sobre el arte, el cine y las relaciones con los chicos. Cuando converso con Paco siento que converso conmigo mismo y soy capaz de expresar mis temores más personales y de celebrar mis aprendizajes. La clave está en el sentido del humor, claro.
Cuando camino suelo repetirme "trabaja, pensamiento, cuanto puedas". Me emociona el rostro de Charlotte Gainsbourg y sobre todo cómo pierde la mirada. También la relación de amistad que mantenían Lorca, Dalí y Buñuel. Y cuando no me apetece hacer nada me miro al espejo mientras fumo y pienso que mañana dejaré los cigarrillos y me convertiré en un atleta.
Cuando camino suelo repetirme "trabaja, pensamiento, cuanto puedas". Me emociona el rostro de Charlotte Gainsbourg y sobre todo cómo pierde la mirada. También la relación de amistad que mantenían Lorca, Dalí y Buñuel. Y cuando no me apetece hacer nada me miro al espejo mientras fumo y pienso que mañana dejaré los cigarrillos y me convertiré en un atleta.
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