lunes, 30 de abril de 2012

Les Mal Aimés

El tiempo es la sangre de una película y el cineasta ha de lograr que las imágenes se sucedan sin fisuras para que la película no se desangre entre plano y plano. Hay algo de espantoso en la contemplación de un filme por el que no notamos transcurrir el tiempo, es como estar contemplando un cadáver. Ayer tuve esa sensación en la proyección de Les bien-aimés, el último filme de Christophe Honoré. La película se desangraba en sus secuencias musicales. Las imágenes no dejaban avanzar en el tiempo a unos personajes que, habiendo encontrado la mejor manera de expresar sus emociones, cantaban y se movían animados por la música. Era un espectáculo triste de contemplar.



sábado, 21 de abril de 2012

carta a dos jóvenes cineastas

En una secuencia de Declaración de guerra, Romeo y Julieta, junto con su familia, todos reunidos alrededor de una mesa, al escuchar una llamada esperada de teléfono, giran la cabeza a la vez, de un modo cómico. Eso me hizo recordar una secuencia de La piel dura en la que unos niños, en clase, se giran para descubrir a su nuevo compañero, de un modo artificial, alejado del realismo. Y toda la filmografía de Truffaut está plagada de momentos artificiales. Pienso también en uno de sus maestros, en Hitchcock, en lo cerca que se sitúan del cine. El cine es Bresson.

Es una idea que defiende Godard, el cine no tiene porqué ser realista, ya que es un artificio. He vuelto a ver Elogio de amor varias veces. Qué equivocados estábamos cuando creíamos que en la segunda parte del filme Godard se salía de tono, y qué apreciable es su paleta, tanto como la de Van Gogh. La gente que considera a Godard un pedante es estúpida. Ante una pintura de Picasso nadie se atrevería a tachar al pintor de pedante. Es triste que la juventud esté en contra de los valientes, de un hombre que ha decidido ser fiel y consecuente con su propio apasionamiento. El cine de Godard es un cine que trata sobre lo que deberían de tratar todas la películas, sobre la cuestión ¿cómo meter en el cine más que la vida? Antes pensaba que mi amor por Godard no era puro porque creía que lo que realmente me interesaba de sus películas eran los diálogos. Ahora estoy profundamente enamorado de sus imágenes y de su conciencia poética. 

Lo escribía Tarkovski a propósito de Buñuel: sabía que una estructura poética no necesita declaraciones de ningún tipo. Esto está relacionado con la anécdota del día en que Buñuel se enfadó con su director de fotografía porque le había preparado un plano de un paisaje espectacular, y giró la cámara 180º para filmar un camino de tierra (decimos plano pero decimos mal, deberíamos de decir ángulo).

Me río cuando escucho a gente debatir cuestiones sobre el fondo y la forma. ¿Quién debate sobre la moral? La estética es una cuestión de moral, eso ya lo sabíamos, pero hay ideas que necesitan tiempo para ser comprendidas. Hemos de tratar de huir del estilo si queremos ser puros.