Aún tengo algunas monedas y veo con mis propios ojos que algo está sucediendo en Filipinas. 12 meses atrás, con los estómagos vacíos, habríamos seducido a cualquiera para acabar siendo invitados a cerveza. Desde que abandonaste la ciudad algo en su atmósfera me desagrada: hay que volver a tomarse la vida en serio, coger el tren de las 10 y dejarse de ostias. Debéis de tener un plan secreto, sino no me explico qué es la sensatez. No estoy triste, no. Es sólo una cuestión de gravedad: la gente no está para historias ni cuentos chinos.
1 comentario:
mira. me ha hecho sonreír. fíjate tu. esto es así
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