martes, 29 de septiembre de 2009

"Lo que dentro de mí hace que sea como soy es como una película. La película solo funciona en la oscuridad, deja que entre la luz y la destruirás"

El otro día leí en nose dónde que a partir de los 30 años uno es responsable de su fisionomía. Unos meses antes había subrallado esto en un libro de Alejandro Dumas:

La diferente posición de los jóvenes en medio del mundo en que el azar les arrojará había influido mucho sobre el temperamento, y yo diría incluso que sobre el físico de cada uno de ellos. La fisionomía modifica el rostro, pero ¿qué es la fisionomía? La expresión superficial de los sentimientos interiores. Suponed el mismo rostro en dos niños en el momento de su nacimiento, y haced que esos dos niños entren en la vida uno por su lado triste, otro por su lado alegre, rodeados, uno de desgracias, otro de felicidades, y a los veinticinco años, esos dos rostros que antaño tenían una expresión parecida tendrán hoy una expresión completamente distinta.

Pienso en James Dean y Marlon Brando, y en qué espero de mi cine. Busco a un James Dean y a un Marlon Brando para mi próximo cortometraje, que será un regalo, y me pregunto cual de los dos rotros me representa a mí.

Como en los viejos tiempos, anoche nos reunimos en Sardenya49 unos cuantos últimos románticos. Debíamos dormir, pero excitados por la conversación empezamos a divagar hasta la necesidad de volver a encender las luces y fumarnos juntos un último cigarrillo, vaquero.

Aunque su visita durara a penas unas cuantas horas, cuando despedía a Rafa en la estación de buses tuve la sensación de que Barcelona se volvía a quedar vacía. Porque me estaba despidiendo de una de las personas que más me quiere, y me detengo aquí para no acabar en pastel.