martes, 21 de enero de 2014

El sótano


Rocky Balboa en la televisión. El sexto y último episodio. La poca gracia o brillantez con la que arranca el filme en el cuadrilátero me hace añorar al Scorsese-De Niro. Las siguientes secuencias se suceden encadenadas. Rocky se levanta de la cama y le da de comer a sus tortugas, Rocky haciendo unas dominadas en su jardín, Rocky en el cementerio visitando a su mujer. En la universidad nos aconsejaron "cuando haga pena encadena". Y así siguen sucediéndose las secuencias del filme, y empiezo a pensar en de qué va realmente todo esto y en lo acertado de esos encadenados que nos acercan a Rocky.

Estoy viendo una película que trata sobre el paso del tiempo, como todas las películas, pero en eso centra esta película todo su argumento, de un modo explícito, como sucede en El Padrino III, o en todo el cine de Ozu. Son películas que intentan responder a la pregunta de qué trata la vida. El hijo de Rocky nunca quiere compartir el tiempo con su padre. Rocky le espera en su restaurante mientras cuenta anécdotas de viejos combates, le dice al chef que prepare algo especial, pero su hijo llama para excusarse. Sin ahondar en el sentimentalismo, tras ese momento de pena, se encadena. Rocky visita unas ruinas que son lo que queda de la pista de hielo en la que compartía buenos momentos con su mujer, Rocky bebiendo solo en un bar. Y una noche sucede a otra noche, sin que haya sol de por medio. Rocky vuelve a su restaurante, que acoge a uno de los hombres que noqueó en el ring y al que ofrece una pensión alimenticia. Esto me hace pensar en Nubes pasajeras, y creo en Rocky como personaje de Kaurismäki.

Rocky decide volver a pelear aunque todos le aconsejen lo contrario. Su hijo le recuerda que a todos se les echará el tiempo encima. Pero Rocky no deja de repetirlo, cree que aún queda algo en el sótano. Estoy espectante. Porque se que llegará el sol de las 12 del mediodía. Y que volverán a sonar las trompetas.

sábado, 18 de enero de 2014

viernes, 17 de enero de 2014



Eliot le pidió a ET que no se fuera, y ET le señaló su cabeza y le dijo: estaré siempre aquí.