viernes, 13 de septiembre de 2013

hacer una película


Estuve en la biblioteca una hora con el cuaderno abierto mirando las páginas en blanco. Por la noche, en realidad, salíamos a trabajar. El secreto estaba en no detenerse. Siempre hay un camino de baldosas amarillas y nunca se podrá imaginar un filme si no se está en movimiento. Rohmer puede cogerse si juntas las palmas de las dos manos, en cambio Godard se acaba escurriendo entre los dedos.

Este verano he vuelto a leer a Fellini. Solo me debo preocupar de una cosa, hacer una película, porque una imagen, una fantasía, un sentimiento, incluso una calenturienta enfermedad, nacida y conservada en tu imaginación se convierte en vital para los otros y sólo saludable para ti en el momento en que la realizas.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Septiembre


Por fin logró volver a escribir. Era una carta a su madre, a la que llevaba un tiempo sin ver. Este verano estuvo tumbado boca arriba después de un orgasmo pensando en ella. Pensaba en esas últimas noches en las que cenaban juntos. Ella había vuelto a recuperar el apetito por fin y eso le alegraba aunque a veces la reñía por comer tanto. Pensaba en esa alegría. Separarse de alguien ya no significaba lo mismo. ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué es mi vida? La realidad podía ser aburrida, pero la vida no. Pensó en el cine italiano siguiendo el rastro de los sentimientos humanos. Le escribía porque leyó algo que le hizo pensar en un gesto, el de alguien incapaz de escribir repeinándose como un mafioso siciliano. Era Septiembre y todo iba a ir bien.