martes, 10 de marzo de 2009

lunes, 9 de marzo de 2009

domingo, 8 de marzo de 2009

el cine, escondido tras cuatro letras aparentemente insignificantes


A partir de mañana saldremos a la calle y buscaremos por todas las esquinas de Barcelona a Laura y a Marcos y encontraremos a dos personas que quemaran los planos, porque si no ¿qué sentido tiene filmar? Mientras los chicos se ilusionan contemplando la belleza de las chicas con las que se obsesionan, las chicas sólo quieren pasárselo bien. Esto es así, tan así como que las chicas siempre duelen. La historia de Zaida no pretende ir más allá y eso es lo que me gusta de ella. La vida es así, y yo creo que necesito reinventar la mía, pero si algo me gusta de mí es esa facilidad con la que me ilusiono por chicos que sólo quieren pasárselo bien sabiendo que tarde o temprano casi siempre doleran. Celebremos nuestras ilusiones por favor.


miércoles, 4 de marzo de 2009

estoy cansado

El día que estuvimos fumando no tabaco en París mientras los colores de Mala Sangre nos hacían ver el cine como por primera vez descubrí que algo empezaba a sonar brillante. El otro día desempolvamos las ilusiones que daban fe a nuestros proyectos, y sí, una hora menos en Canarias: ahora es cuando Aina siente verdaderamente los colores de Jetuilelle. Ahora entiendo qué nos intentabas decir cuando escribías que todo es ilusión. Ya sólo me agarro a la gente ilusionada y me pregunto qué coño es la sensatez. El huracán Zaida pasó por Barcelona y arrasó nuestras vidas y las de algunos más. Sonando brillante, comprendo lo felices e infelices que vamos a ser todos juntos y asociados y compañeros de piso o del barrio, pero viviremos lo más parecido a una comuna y cada día será una fiesta. Intento fabricar en mi cabeza mis siguientes pasos cinematográficos y me sorprendo y asusto al ver que en tan sólo medio año todo haya cambiado tanto allí arriba. Mientras tanto estamos preparándole el terreno al nuevo hijo, que se llama "Las chicas sólo quieren pasárselo bien". Hace apenas una semana me despertaba en un piso desconocido y volvía a nuestro GranVía Beach callejeando por unas ramblas radiantemente soleadas con una cinta en la cabeza y una camisa de cuadros mal abrochada recordando que la noche anterior me dijeron que me parecía al chapero de Flesh y eso fue definitivo para acabar así: con un chupetón en el cuello marca de la casa, al parecer -me reveló Sagrado en nuestro primer café comparativo-. Al día siguiente, en una de estas, me encontré a Nacho Vegas detenido cerca de la estación de buses y me dijo que Barcelona le gustaba un poco, pero que se iba porque le esperaba su chica. Dicho así tiene más literatura. No dejo de recibir emails con asunto sin Luengo desde mi piso I, y así estamos nosotros también porque este chico se ha ido a Madrid y yo en su lugar también lo haría.