domingo, 22 de diciembre de 2013

El anticine


Después de ver fascinado las Cuatro aventuras de Reinette y Maribelle leí una crítica que me robó el corazónTodo bien de no ser por la extrema desdramatización con la que Rohmer plantea todo el entramado argumental. Dicho de otra forma, la película no cuenta absolutamente nada. El resultado responde a la total incapacidad de saber narrar, debido a que, como ya se ha dicho, no se tiene nada que contar. Se dedica a filmar la nada, exactamente igual que cualquier cineasta amateu, recién salido de un centro comercial con una cámara a estrenar entre sus manos. Es, sencillamente, el anticine. Como suena. A mí me sonaba igual que esa canción de Alaska y Dinarama titulada Jaime y Laura cuya letra repite Jaime escucha tras la puerta. Jaime quiere ser el mejor. Laura mira por la ventana. Laura come mucho y bien. Era como ese maravilloso agujero negro que es para todos las tardes del Sábado. 


sábado, 23 de noviembre de 2013

Se trataba de alargar un poco ese momento. Como Garrel aprendió de Godard a alargar lo bello. Como cuando regresó Marianne por primera vez y él la besaba mientras meaba. Como cuando fuimos al cine.

jueves, 21 de noviembre de 2013

ya no escuchamos la guitarra


pero creemos en la carne de la película
Y en esa otra realidad que es la de las palabras
A través de las cuales sueña Marianne
Cuando Sy le pregunta si fueron felices
Y el tiempo
-ahora sabemos que el tiempo se puede ver- es precioso.
Lo escribió Daney:
Mirar si no habíamos olvidado nada en el sótano, en las habitaciones que todavía huelen un poco a vida, antes que esta vida se nos escape totalmente.

domingo, 17 de noviembre de 2013

amor prohibido

Sueño a menudo contigo. La primera vez me dijiste que habías venido a verme, pero no me habías encontrado. Yo te entendí. El otro día me fijé en el espejo y me están creciendo los colmillos. Este invierno va a ser muy frío, he pensado en abrigarme mucho. Si Camarón no hubiese fumado y bebido no tendría esa voz. Tú me entiendes. Yo también te entendí cuando dijiste que la vida era un milagro. Dijiste que la vida era maravillosa, tantas luces dejaste encendidas. No paro de repetirlo. La casa está sucia, y no tenemos intención de limpiarla.

sábado, 16 de noviembre de 2013

14.11.13


¿Cuándo dejó el cine de necesitar al espectador? ¿Cuándo dejaron los espectadores de sentir desafiada su imaginación? Pienso en el sexo de Adele, en el sexo en Fassbinder. No es comparable. Pero me pregunto si el realismo no tendrá cogido al cine por el cuello.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Noviembre


Haremos películas en otoño, en invierno, en primavera y en verano. En ellas contaremos lo que nos sucede en el día a día. Haremos una película incluso para cada mes del año. Narraremos las cosas a las que no le damos importancia. Cosas como abrir una puerta, hacer una llamada de teléfono, teñirse el pelo de platino o perder estúpidamente un tren. ¿Y si? Empezaremos hablando de la lluvia, después de los relojes, y acabaremos hablando de la muerte. Después grabaremos en otras ciudades que nos gustan. Y en un barrio de clase obrera, y la titularemos Katzelmacher, y poca gente la verá. Así se llamará el supermercado alemán en el que trabaja la cajera a la que van a despedir. Su novio le animará a que se prostituya.  En el bar se reunirán tensos todos esos hombres y mujeres del 75 sin dinero. Todos bebiendo cerveza en la puerta y fumando abrigados. Todos los días parecerán el mismo, pero veremos las variaciones. Eso será cuando haga frío. Pero antes haremos dos películas tituladas igual. Una sobre el misterio de la virginidad, gente que desaparece y todas esas tontas ilusiones secretas que nos mueven. Y en la otra no sucederá nada. Se tratará de demostrar que el Sol, la Luna y las estrellas son exactamente del tamaño en que las vemos.

viernes, 25 de octubre de 2013

El sombrero gris


Al final la mayoría terminan poniéndose el sombrero gris del compromiso, se dice en Sombras y niebla. El cine es uno de esos pocos amigos de los que te puedes fiar. De los pocos que se atreven a decirte "Quítate ese sombrero tan horroroso que llevas puesto."

En Todos dicen I love you salen todos esos muertos bailando, celebrando la vida como en todo musical. Solo hacen caso a la sangre que recorre sus venas. Y al final de la película estamos de suerte, porque Woody decide ir a celebrar el fin de año al Ritz, disfrazarse de Groucho y decirle a su exmujer que aún la quiere. Y lo que sucede a continuación es imposible de narrar. ¿Hay alguien que todavía quiera saber lo que es el cine?





viernes, 13 de septiembre de 2013

hacer una película


Estuve en la biblioteca una hora con el cuaderno abierto mirando las páginas en blanco. Por la noche, en realidad, salíamos a trabajar. El secreto estaba en no detenerse. Siempre hay un camino de baldosas amarillas y nunca se podrá imaginar un filme si no se está en movimiento. Rohmer puede cogerse si juntas las palmas de las dos manos, en cambio Godard se acaba escurriendo entre los dedos.

Este verano he vuelto a leer a Fellini. Solo me debo preocupar de una cosa, hacer una película, porque una imagen, una fantasía, un sentimiento, incluso una calenturienta enfermedad, nacida y conservada en tu imaginación se convierte en vital para los otros y sólo saludable para ti en el momento en que la realizas.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Septiembre


Por fin logró volver a escribir. Era una carta a su madre, a la que llevaba un tiempo sin ver. Este verano estuvo tumbado boca arriba después de un orgasmo pensando en ella. Pensaba en esas últimas noches en las que cenaban juntos. Ella había vuelto a recuperar el apetito por fin y eso le alegraba aunque a veces la reñía por comer tanto. Pensaba en esa alegría. Separarse de alguien ya no significaba lo mismo. ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué es mi vida? La realidad podía ser aburrida, pero la vida no. Pensó en el cine italiano siguiendo el rastro de los sentimientos humanos. Le escribía porque leyó algo que le hizo pensar en un gesto, el de alguien incapaz de escribir repeinándose como un mafioso siciliano. Era Septiembre y todo iba a ir bien.


domingo, 30 de junio de 2013

Si conocieras el Tiempo tan bien como yo


Me siento incapaz de aclarar nada sobre ese pasaje de Alicia en el que el sombrerero le habla del Tiempo. Le dice Estoy seguro de que ni si quiera has hablado nunca con él. El Tiempo no tolera que le den palmadas. Lo mismo me sucede con las películas de Hong Sang-soo. Soy incapaz de pronunciar al cineasta que logró que la vida me volviera a parecer excitante. Cuando escucho su nombre me pongo rojo, al igual que me sucede cuando se trata de hablar de Woody Allen. Estoy enamorado hasta las trancas. Les defendería a puñetazos. Luego está ese pintor, el único capaz de tranquilizarme. He conocido a marxistas-leninistas y a anarquistas, pero ahora lo se seguro, yo solo estoy del lado de David Hockney. El verano acabó con la frase ¿Por qué nunca podré escribir nada que resucite a los muertos? pero nunca os lo había contado. Genet dijo que hay en todo hombre un don profético acerca de uno mismo, que uno mismo no ve. Creo mucho en la capacidad de los poetas de ver un poco más allá. Podría tratar de escribir sin éxito sobre esa tarde en que Bergman se sentó sobre mis rodillas. Había vuelto a ver Lost in translation, y descubrí que el paso del tiempo hacía disminuir nuestra temperatura corporal. Nos enfriaba. Habíamos grabado Sangre en los zapatos. Decían que iba de un guateque, una piscina y asesinatos, algo entretenido entre tanta crisis. No se habían dado cuenta de que el Tiempo corría pisándoles los talones y que iba a asesinarles a ellos también.

Si no hubiese perdido el hilo trataría de narraros todos estos hechos en su orden cronológico, ya lo he intentado. Pero dadas las circunstancias debería empezar por la visita de Bea. Fue el final y el inicio de algo nuevo. Fue a la vez que descubría la primera generación de dibujantes de manga influenciados por el cine. Acababa de conocer a Osamu Tezuka.

jueves, 23 de mayo de 2013

yo lo veo así


Eso hacíamos existe en comparación a Dante 8 y MEDIO, que es otro cortometraje que no logré filmar, porque para mi lo importante era mostrar que había cambiado mi manera de ver las cosas. Supongo que en los pintores, por ejemplo, ese darse cuenta sucede de una forma más natural; un pintor puede echarle un vistazo a los cuadros en los que haya estado trabajando y decir "vaya, ya no veo las cosas igual que las veía antes". Pero el trabajo del cine, no necesariamente, suele ser un trabajo más consciente.

Yo quería mostrar cómo nos afectaba el paso del tiempo (por eso de que andamos siempre en guerra) y cómo había hecho que yo diese un paso hacia atrás con respecto a las cosas, para observarlas con un poco más de distancia. Después, al grabar, descubrí que estaba equivocado, y que me era imposible despegarme de ciertas cosas. La distancia no solo se traduce en la posición de la cámara con respecto a lo que se quiere grabar, sino en la respuesta a dónde empezar y acabar un plano. Son dos decisiones que se han de tomar de acuerdo.

Después está Anna y su cámara de Super8. Hay gente que cree que se filma en Super8 por romanticismo, o porque se prefiere el cine al digital,... es decir, por una cuestión estética. Pero para mí el Super8 significa ver las cosas desde cerca, algo así como ampliadas con una lupa. Y es así como le gusta ver las cosas a Annita. Eso tiene que ver con su manera de sentir. Yo lo celebro.

Hay que tener cuidado con las distancias. De nuevo ¿dónde empezar y acabar este plano? afecta al tono de lo que se mira. Hasta hace poco pensaba que la comedia se debía filmar en Plano General (el encuadre también entendido como una cuestión temporal), pero ahora no estoy del todo convencido. Creo que es tan sencillo como actuar con naturalidad. Al final uno siempre acaba acercándose a las cosas que realmente le interesan.

Creo además que deberíamos luchar por mantener siempre esa tensión, darle significado emocional a esa distancia. Y esto que parece lo más normal, porque en nuestra juventud todos sufrimos esas tensiones, no lo es tanto a medida que nos vamos desprendiendo de ella. Al final muchos eligen vivir una vida que no tiene nada que ver con lo que desean, porque siempre es más fácil y cómodo conformarse con lo que te sirven.

Pienso que el cine, y el arte en general, es tan importante, entre otras cosas, porque nos ayuda a mantener encendida la llama de nuestros deseos.

lunes, 20 de mayo de 2013

miércoles, 17 de abril de 2013

El río de la vida


Imagino un filme como los de Ozu. Que trate de responder a la pregunta ¿de qué va la vida? Una corriente de tiempo atravesando el filme. Encarnado en los personajes. Tres generaciones: los que se van, los que están y los que llegan. Parece absurdo, pero solo el amor hace que no lo sea. Si no se ama se vive en la absurdidad. ¿De qué va el filme? Por un lado están los hechos, causados por el que se va, alrededor del cual se agruparán los personajes. Estos hechos que son la columna vertebral del gran tema que es ¿de qué va la vida? (ya sabemos que el verdadero tema de todo filme es el paso del tiempo, y que todas las películas podrían titularse igual) ¿Pasa el tiempo y qué? Entonces los que están, ante los hechos, aparecen en escena y hablan. Hay quien trata de responder a esa pregunta y los hay que miran hacia otro lado, que disimulan ante la evidencia, y los que hablan de ese otro tiempo que es el de si mañana estará nublado o de si saldrá el sol. Es muy cómico. Es la comedia de la sociedad. Y luego están, en la otra cara de la misma moneda, las verdaderas protagonistas: las estructuras.
Pero el cine es imagen, y hay que ver de qué va la vida. Y hay que ver los diferentes rostros de la misma sangre. Y tratar de hallar las respuestas en los gestos. Y estarán los que vienen, que serán maravillosos, porque en ellos no se tratará de hallar el amor, sino que ellos son el amor (en su forma más pura). Y el cine galopará a través de esa nueva realidad representada. Se hará visible en su superficie. Pero será invisible. Solo los necios podrán ver el caballo en movimiento, y será precioso.


martes, 26 de marzo de 2013

Albert Serra (la entrada de blog)

Iba a cruzar el semáforo y al otro lado vi a una mujer de unos 50 años con la que me entró una necesidad misteriosa de conversar. La mujer, que llevaba una semana sin fumar, se acercó hasta mi, me pidió un cigarrillo y se desahogó conmigo. Ella hablaba y yo no hallaba en sus palabras un ápice de locura. Al despedirse me pregunté quién será el valiente que cargará a sus espaldas el peso de la revolución. ¿Ya habría nacido? ¿A qué esperaba el señorito D.? Acababa de editarse un libro titulado Albert Serra (la novela). Durante años le había odiado, me parecía un farsante. Pero hace unos meses, a altas horas de la madrugada, le presté atención, y le convertí en mi último profesor de cine. Solo pude volver a escribir desprendiéndome de Godard. Como un pintor que en su juventud considerase a Picasso demasiado personal como para servirse de él. Demasiado imponente para mi. Tuve un nuevo amante que resultó ser -yo no lo sabía- hijo de Ozu. Me gustaría conocer a tu padre. Y después de pasarme una larga temporada sentado en un tatami y bebiendo sake caliente con el maestro (él no soltaba prenda y yo trataba de no desesperarme), una tarde apareció una chica dispuesta a confesar a su mujer su aventura apasionada, y yo aprendí cómo pasar de un plano a otro. Entonces descubrí cual fue el error, el día que grabamos en la calle la secuencia en la que Gabriela agarra a Dafne para besarle. Algo no funcionaba. Zaida se dio cuenta, y pensó que afortunadamente era una secuencia de la que podríamos prescindir en el montaje. El primer día que rodamos Julia se preguntaba si sabía donde colocaba la cámara o si estaba improvisando, porque trabajábamos sin guión técnico. Lo sabía. Sabía dónde empezaba un plano, y mi labor en el rodaje era descubrir dónde acabarlo. Lo difícil es lograr entre todos imprimir el ritmo adecuado. Al fin y al cabo -esto lo aprendimos de Rossellini- la cámara no tiene más importancia que un tenedor, y lo realmente importante es decirse antes de cada rodaje “O hago esta película o reviento”. Hacía cuestión de un mes leí Un año ajetreado, los primeros pasos de Anne Wiazemsky, de su historia de amor con Godard y con el cine. Aquella novela era tan importante para mi como en su momento lo fue Éramos unos niños (de Patty Smith). Mi vida me parecía poca cosa comparada con lo que sentía. Entonces le propuse matrimonio al señorito D. Fue una idea emocionante.

lunes, 25 de marzo de 2013

Todo sobre mi madre


Empezó a tronar. Paco me esperaba en el salón, mientras me cepillaba los dientes, cuando Lidia apareció en escena. Sabíamos que nos iba a deleitar con un puñado de brillantes diálogos, como si se los acabara de chivar al oído Tennessee Williams.

¿Dónde está mi hijo?
Lavándose los dientes
¿Afilándose los dientes? Hace bien. Que se los afile, para que los pueda hincar y dar buenos mordiscos.

Lavándomelos, madre. Nos vamos.
¿Ya os vais? Pero si acabo de llegar.
Nos vamos a tomar un café.
¿Es que no hay cafeteras en mi casa? Tengo tantas cafeteras... ¿para qué quiero tantas cafeteras?

¿Ya te ha puesto mi hijo una de sus películas aburridas?
Hemos estado viendo a Woody Allen.
¿Otra vez el feo de Woody Allen? Mira que es feo. Yo no quiero ver gente fea.
Ha estado bien.
Antes lo estaba hablando con Enrique. Le he dicho, mi hijo no para de poner películas del feo de Woody Allen en casa. Y Enrique ha dicho que a él le gustaba. Si Woody Allen tiene películas que están bien, pero tiene otras que son un coñazo. Y me quedo dormida.
Su hijo también se duerme.
Pero yo me duermo antes.

Nos vamos madre.
¿Ya os vais y me dejáis aquí sola?
Dame un beso, Paco. Pero no en la boca.
Dame un beso hijo. Que madre no hay más que una, y a ti te encontré en la calle.

Cada vez que tu madre entra por la puerta aparece Gena Rowlands.
Ya ha vuelto a beber.
Es... Igmar Bergman.
Mi madre es el cine.



 

domingo, 10 de marzo de 2013

Los amantes pasajeros




Os voy a decir dos o tres cosas que se pueden saber de Almodóvar si se analiza la caligrafía de su último filme. Que no os preocupéis, porque sigue situando su cámara lo más cercano posible a las cosas. Que se ha aligerado, porque sufre 20 quilos menos, y eso le mantiene en forma. Que es esa mezcla entre lo intenso y lo ligero lo que les puede parecer ridículo a los mismos que se ríen del chandal de los revolucionarios. Que sufre menos porque se ha desprendido del peso del tiempo. Y que eso es lo que le ha permitido llegar hasta donde tenía que llegar, pero esta vez escogiendo la ruta que más le ha apetecido, desviándose  en el camino para visitar a algún amigo, aunque no fuese lo más práctico. Es de agradecer.

A todos los nostálgicos del Almodóvar neorrealista nos hubiese gustado que situara la cámara en la clase "turística", y durmiera a la business class. Pero para satisfacernos no tenemos más que darle al play a "¿Qué he hecho yo para merecer esto?" y asumir, como bien sabe él, que los ridículos son los que se repiten a pesar del paso del tiempo. Aunque nuestro gran cineasta se nos haya aburguesado.


sábado, 2 de marzo de 2013

Un terrorista no arrepentido que ha revolucionado el cine


Suena Werewolf. A Godard le bastó una tarde con Anne Wiazemsky para confesarle que no podía plantearse ya una vida sin ella. "Vuelva". "Sí". Los encuentros son aleatorios y pueden o no pueden tener lugar. Que tengan lugar no significa que sean duraderos. Tenía miedo a aburrirme o de aburrirle. Pero descubrí a una persona que ignoraba los relojes. Con un apetito feroz de transformar la Historia. "No irás a enamorarte de Truffaut, espero."


viernes, 22 de febrero de 2013

¡Juventud, un esfuerzo más si queremos ser libres!


Decimos Je, Tu, Il, Elle, pero decimos mal. 
De algún modo, nuestra guerra 
siempre ha sido contra el lenguaje, 
así que deberíamos decir
Ella,
El,
Tu y
Yo.

Nuestros viejos nos han encomendado una misión. Nos dicen ¡Juventud, juventud! Ocúpate de la gran tarea que te espera. Tú eres la obrera del futuro y vas a sentar las bases del siglo que viene. Nosotros, los mayores, te dejamos el formidable amasijo de nuestra búsqueda. Y te pedimos tan solo que seas aún más libre de espíritu. Nosotros te cederemos fraternalmente el sitio, felices de desaparecer, si sabemos que tú seguirás nuestro camino y realizarás nuestros sueños. Lo dice Zola, pero también Godard. También Jean-Marie Straub. También Jonas Mekas.

Y nuestros sueños, como los sueños de los que conquistaron la libertad que ahora disfrutamos, han sido cocinados en el fuego sagrado de la hermosa locura de los veinte años. Cuando el cine ardía, se podía estar seguro de que detrás había alguna llamarada de justicia juvenil. Pienso en Garrel, en Chantal, y en Leos Carax. Nuestro deber es y será siempre el de Amar la libertad, y Revolucionar el cine.

Solo podemos hacerlo dándole la espalda a las instituciones, a todo lo que odiamos. Ellas no nos necesitan, quieren seguir posibilitando y ser las representantes de un cine acomodado que se engaña a sí mismo. Que trata de hacernos ver que todo está bien.

Hacernos
ver.

Nosotros tampoco las necesitamos ¡Yo acuso a las instituciones de actuar con brutalidad en contra el buen gusto -la buena educación- y en contra de nuestra libertad! Es por eso que estamos legitimados a responderles con violencia. A llevar la palabra Revolución escrita en nuestra frente.

El digital será nuestro sable y nuestra causa la libertad. ¿Dónde se hallará si no es en las almas nuevas?


viernes, 1 de febrero de 2013

Es como un director de cine que tiene que hacer una película para poder continuar la vida.



Si me preguntasen hoy qué película salvaría de la desaparición del cine respondería que Las señoritas de Rochefort. Y que los psiquiatras deberían de recetar, antes que medicamentos, películas como esta. Y que la felicidad significa, entre otras cosas, vivir acorde a tus pulsaciones por segundo. Y que solo Jaques Demy podía atreverse a empalmar dos días sin una noche, y filmar la mayoría de las secuencias con la luz de las 12 del mediodía. Y filmar el valor de un gesto, al que tantas veces ha recurrido el cine, como si se filmase por primera vez.






Y que no hay mayor celebración del cine en color que la de una chica que se detiene delante de una pintura abstracta y le comenta a un marinero que el azul del lienzo le recuerda al azul de sus ojos, a lo que otro marinero le responde "Nos empeñamos en llamar a esa pintura abstracta, pero es falso, porque se parece a sus ojos."

Si me preguntasen hoy qué película salvaría de la desaparición del cine respondería que cuando desaparezca el cine siempre nos quedará la trompeta.

martes, 22 de enero de 2013

Nos parecía importante


Grabamos esto durante el verano. Estábamos casi todos, nos despedimos de un piso y dimos la bienvenida a muchas otras cosas.





sábado, 19 de enero de 2013

Tabú


Era una sorpresa. Fuimos al cine sin que supiese qué película íbamos a ver y compré las entradas mientras me esperaba en la calle, procurando no ver los carteles. Quería mostrarle mi agradecimiento en forma de película, de una película que desconocíamos. Fue una sorpresa.




martes, 1 de enero de 2013

hace falta un marxista-leninista


Me había contado el increíble caso de su memoria prodigiosa, aunque dudara de la autenticidad de los recuerdos. Antes de despedirnos le apreté la mano acariciándola con atención, siendo consciente de que si bien con el tiempo yo olvidaría esa sensación, él podría salvar ese recuerdo.