miércoles, 19 de septiembre de 2012

El cine ante todo IV


Cuando compro una entrada de cine, exijo al director de la película que no haya pensado nunca en sí mismo antes que en los demás. Que haya estado siempre dispuesto a dejarlo todo por amor. Y que haga películas porque no le quede otro remedio. Lo hago porque, cuando compro una entrada de cine, tengo todas mis esperanzas puestas en esa película -escojo butaca y espero incómodo hasta que oscurece.- Espero entonces que la película me de la razón. En todo. Como a los locos. Le exijo volverme a enamorar.


sábado, 15 de septiembre de 2012

Señor Roberto Rossellini, si necesita usted una actriz sueca que habla muy bien el inglés, que no ha olvidado su alemán, que chapurrea el francés, y que en italiano sólo conoce "Ti amo", estoy dispuesta a acudir y hacer un filme con usted"

Es un tema que me apasiona. Pero no entiendo mucho. Soy de letras, pero me parece que es un tema que guarda más poesía que verdad. Por ello me atrae tanto.
En todo caso, lo mejor es conversar, discutir, hablar. Si yo hablo y tu escuchas, será muy aburrido. Si puedo escoger, prefiero la conversación.

Además, la materia oscura está relacionada con el misterio, que es otro tema apasionante, no crees?

Si. Estoy de acuerdo. Todo aquello que desconocemos aún nos atrapa, nos obliga a fijar la mirada. Nos alcanza el misterio.

Entonces estaremos salvados. Te he escuchado hablar de la carta que Ingrid escribió a Rossellini. Esa carta cambió la historia del cine, es algo emocionante. Yo no seré feliz hasta que no haga una película, pero antes necesito que me alzance ese misterio.

¿Qué misterio? Háblame de él. De tu necesidad de crear. Qué necesitas contar. ¿Dónde empieza tu historia?



sábado, 8 de septiembre de 2012

El cine ante todo III


¡Oh, sorpresa! ¡Todo está en la superficie! Pero no del modo en que vosotros, necios, lo entendéis, porque vosotros estáis muertos y vuestra fe en el barniz. Que lejos estáis de Godard: él detiene sus imágenes para encontrar y vosotros estáis completamente perdidos. Amigos de lo visible y de la pornografía, preguntaos si entre vuestras imágenes avanza el cine. ¡Preocupaos por lo que no se ve, pero también por lo que se ve, ahora que sabemos que todo está en la superficie! Pero no del modo en que vosotros, necios, lo entendéis, porque vosotros estáis muertos y vuestra fe en el barniz.


El cine ante todo II


¿Por qué no hicimos películas cuando vivíamos juntos? ¿Por qué nunca fue una prioridad? Trabajábamos, cocinábamos, queríamos enamorarnos –tú lo conseguías siempre y yo no. El amor nunca será capitalista y, sin embargo, yo me vendía al mejor postor. Me gustaba el dinero, pero solo un poco. Los necios que piensan en el dinero jamás serán felices.

Esperábamos. Algún día, sin esfuerzo, seríamos espectadores de la historia que querríamos filmar, pero no sería la nuestra. Mientras tanto, nos permitíamos no filmar las películas con las que soñábamos siendo jóvenes. O -lo que es peor- el lujo de no soñar. Sabíamos hacer películas, pero hacíamos ver que no, porque nos aterrorizaba imprimir nuestras tristezas en el tiempo.


El cine ante todo


Me encontré frente a frente con la densidad bergmaniana, y callé, incapaz de imaginar el rostro de la pureza. La lucha es, sin embargo, más visible ahora, el tema presente. A la larga, esa densidad me impedirá darme a conocer y conoceros, y lo que no alcanzábamos a ver estará servido frío.

Negaré el lenguaje, para liberaros de la mediocridad que representáis. Desaparecerá por fin el yo, y ya no tendré que avergonzarme. Un esfuerzo más. La oscuridad perderá su distinción y la posibilidad del amor desaparecerá. Será precioso. Solo quedarán las imágenes y aprenderemos a crearlas y a mirarlas y todos los corazones serán de oro.