martes, 25 de diciembre de 2012

A mí no me importaría tener cuatro brazos


Entre lo mejor del cine español de la última década se encuentra una pequeña película del 2007 que se llama La carta de Dafne.  Es un monumento a todos los locos que una vez finalizado el amor siguen creyendo en él, por si acaso; sobre y para los atrapados en el tiempo.

Es la película con la que soñó Truffaut y que le devuelve la razón. Hecha con amor y de un modo inconsciente. Una película sincera y llena de imperfecciones, y sus espectadores no sobrepasan al número de amigos de sus directoras. Es una película importante, que el cine necesita para seguir respirando y latiendo.   

Dicen que los enamoradizos están en peligro constante porque son frágiles, pero la verdad es que son como una roca, tropiezan por la vida sin hacerse daño, son inocentes y eso les permite tener la piel dura, como la de Dafne, que al final del filme le desea un feliz viaje a Lucía, y no hay duda de que lo será. Son las más fuertes.




martes, 18 de diciembre de 2012

17.12.12


Escribo las cosas que deseo filmar, pero es más bien un inventario de cosas que he visto y que creo que merece la pena conservar una imagen de ellas. Una parte de esas cosas a las que me siento atado son aparentemente inamovibles y podrían ser tomadas con una cámara fotográfica: algunos rostros conocidos o paisajes siempre habitados. El resto de cosas se suceden en el tiempo y las escribo para tratar después de recrearlas, de resucitar todo ese tiempo perdido. Esa es mi pérdida sin límites, algo que arrastraré para siempre. Porque las cosas que nos gustan son ¡aleluya! siempre desgarradoras.



miércoles, 5 de diciembre de 2012

la piedra filosofal

Cómo afina Woody Allen en sus últimos filmes, y qué necios son los que afirman que se repite: lo dicen por sus temas, pero, ¿acaso las personas no se obsesionan a lo largo de su vida con los mismos temas? y creyendo que la forma de un filme está a la vista, en su superficie, ignorando que la forma es una cuestión temporal.

Sin embargo, uno ve, por ejemplo, Un final made in Hollywood o Todo lo demás y encuentra, dentro de la maestría con la que es narrada, secuencias que duran más de lo que deberían durar (por alargar una situación cómica a menudo), y temas que se alejan del argumento principal. Es lo que podríamos llamar desafinar, en el caso de una desajustada interpretación (como la de Penélope Cruz en A Roma con amor), o no acordarse bien de la letra, o retrasarse del tempo que marca el compás. Es la última lección de un gran narrador, no tomarse el arte demasiado en serio.

Nos lo trataba de decir Nacho Vegas: para ser un buen cantante tienes que desafinar. Necesitamos tiempo para comprender según qué cosas y, durante años, nos hemos tomado nuestro amado verso al pie de la letra, siendo eclipsado su verdadero significado: el de la libertad.

Es lo máximo a lo que aspiramos los amantes del arte, y nuestra búsqueda secreta. Es tan importante que no me cansaré de repetirlo. Godard lo dijo de Picasso, que había alcanzado el fondo al principio de su vida, al igual que lo hizo él mismo, en la habitación de un hotel en la que vivía Patricia. Es ese deseo de libertad lo que ha perseguido a lo largo de toda su filmografía Pedro Almodóvar, desde Pepi, Luci y Bom hasta La Piel que habito. Pero seríamos unos necios nosotros también si creyésemos que la lección empieza y termina en el arte. Eso bien lo sabe Fassbinder.

Y no nos engañemos,  solo los buenos cantantes se pueden permitir desafinar. Solo los que han conquistado el terreno de la libertad pueden hacernos sentirla.


jueves, 1 de noviembre de 2012

Lo imposible II


Soy godardiano. Considero a Godard un cineasta narrativo. Perdería el punto de gravedad si no me refiriese al cine que cuenta una historia. ¿Por qué siempre es necesaria una historia? Hasta en Garrel. Hasta en Apichatpong. Las películas han de contar algo. Pero no hay que confundir guión con narración.

Terrence Malick o Wong Kar-Wai son revolucionarios dentro de la narración clásica. El cine tardará una década en metabolizar El arbol de la vida. Todos los cineastas "clásicos" serán recordados por haber sido revolucionarios a su medida. Pero la verdadera revolución llegará con Godard. Godard es un visionario, Filme socialisme es una película del futuro. Y en el presente Apichatpong es el vencedor

Si trabajaran partiendo de un guión sólido no hubiesen conseguido la Luna. Eso demuestra que el cine es más que un guión. Una película que tiene éxito siempre escapa al guión. Son solo cuestiones económicas o de pereza que uno (pueda o quiera) lo necesite. Si Woody Allen se pudiera permitir tener un equipo fijo a su disposición como lo tuvo Chaplin, preferiría rodar sin guión para ahorrarse el trabajo de escribirlo, y si descubriera que eso le supusiera demasiados quebraderos de cabeza, más trabajo aún del habitual, preferiría volver a su método antiguo y seguir escribiendo.

Godard acostumbra a partir de una premisa, de una historia, de un argumento, que no tiene por qué no ser convencional (para luego poder ir en contra, porque es lo que necesita) ni mucho menos algo sólido, porque en el rodaje Godard filma con su corazón (las cuestiones morales son las cuestiones del corazón), y por eso gusta tanto. Pero él también es muy perezoso a la hora de escribir y tal vez esa pereza tenga parte de culpa en el descubrimiento de nuevos horizontes.

Con o sin guión, uno debe sentirse libre dentro de una narración. Como los novelistas que, en un momento dado en su escritura, abandonan el hilo argumental para retomarlo treinta páginas más tarde. Por eso me gusta tanto Todo sobre mi madre, porque Almodóvar camina por la narración como Pedro por su casa, condimentando un filme rico en historias y personajes -alguna basta con ser apuntada, como la de los cuadros de Chagall que falsifica la madre de Rosa (Penélope Cruz)-, haciéndonos sentir esa libertad. Y una película de Godard no valdrá nunca más que una de Almodóvar, porque todas las películas son iguales. El cine es así de justo.

Ya sabréis en qué bando estoy, y me mantendré atento. Quiero que seáis exigentes. No de un modo altruista, sin pedir nada a cambio. Lo que se exige es lo que le pertenece a uno, y vosotros debéis exigirme la película que os prometí. Pedirme la Luna.


martes, 23 de octubre de 2012

Lo imposible



















La única película de Woody Allen que no me acaba de gustar es la que rodó en Barcelona, pero gracias a Penélope Cruz... Está maravillosa, yo también pienso lo mismo. Me encanta Penélope Cruz. A mi también.

El sexo, si se hace bien, siempre es sucio. Soy uno de tantos o tantas que afirman que Woody Allen les parece atractivo. Con el tiempo me he vuelto una persona naif , me lo dijo un chico que me interrogó sobre la diferencia, a mi parecer, entre artista y artesano y, como me dio pereza responder, aproveché para ir al baño y olvidarlo. Había leído un relato breve de unas cuatro líneas impresionante, escritas a sus 22 años, y me pareció necesario conocerle en persona. Pienso a menudo en el tiempo, ya se sabe.

En mis diarios he escrito obsesivamente sobre el amor, pero jamás le he rendido homenaje, como tan bien saben hacerlo Zaida Carmona o Julia Betrián. Es algo absolutamente necesario, de primera necesidad. Tanto el amor como el sexo, siempre de la mano, porque somos animales sentimentales. Si se quiere bien, el amor siempre será sucio. Incluso Genet confesó no haberse acostado con un hombre al que no hubiese amado. Imagino a Genet con su capacidad ancha para adorar a todos los hombres.

Me gustan las últimas películas de Woody Allen. Quería escribir sobre eso y prestar atención a la mirada perpleja de Owen Wilson al viajar al pasado, sin la cual Medianoche en París no hubiese sido creíble. La misma mirada del mago de Scoop ante la aparición del fantasma de un periodista asesinado. La misma que Woody Allen vuelve a interpretar en A Roma con amor, al escuchar la voz tenor de su consuegro en la ducha, aunque esta vez los perplejos son sus oídos.

En ese instante dilatado por el cine, algo cambia. Es el momento en que debemos creer en lo increíble. Es la magia del cine. Son los ojos con los que los primeros espectadores debieron de contemplar la llegada del tren a la estación o el viaje en cohete a la luna. El cine ha de seguir siendo ese espacio inocente, o al menos eso se ha propuesto Woody Allen, y nos anima a nosotros, como espectadores, a no perder nuestra inocencia, tal vez de un modo egoísta, ya que sin ella sus películas -y el cine- ya no serían posibles.


miércoles, 19 de septiembre de 2012

El cine ante todo IV


Cuando compro una entrada de cine, exijo al director de la película que no haya pensado nunca en sí mismo antes que en los demás. Que haya estado siempre dispuesto a dejarlo todo por amor. Y que haga películas porque no le quede otro remedio. Lo hago porque, cuando compro una entrada de cine, tengo todas mis esperanzas puestas en esa película -escojo butaca y espero incómodo hasta que oscurece.- Espero entonces que la película me de la razón. En todo. Como a los locos. Le exijo volverme a enamorar.


sábado, 15 de septiembre de 2012

Señor Roberto Rossellini, si necesita usted una actriz sueca que habla muy bien el inglés, que no ha olvidado su alemán, que chapurrea el francés, y que en italiano sólo conoce "Ti amo", estoy dispuesta a acudir y hacer un filme con usted"

Es un tema que me apasiona. Pero no entiendo mucho. Soy de letras, pero me parece que es un tema que guarda más poesía que verdad. Por ello me atrae tanto.
En todo caso, lo mejor es conversar, discutir, hablar. Si yo hablo y tu escuchas, será muy aburrido. Si puedo escoger, prefiero la conversación.

Además, la materia oscura está relacionada con el misterio, que es otro tema apasionante, no crees?

Si. Estoy de acuerdo. Todo aquello que desconocemos aún nos atrapa, nos obliga a fijar la mirada. Nos alcanza el misterio.

Entonces estaremos salvados. Te he escuchado hablar de la carta que Ingrid escribió a Rossellini. Esa carta cambió la historia del cine, es algo emocionante. Yo no seré feliz hasta que no haga una película, pero antes necesito que me alzance ese misterio.

¿Qué misterio? Háblame de él. De tu necesidad de crear. Qué necesitas contar. ¿Dónde empieza tu historia?



sábado, 8 de septiembre de 2012

El cine ante todo III


¡Oh, sorpresa! ¡Todo está en la superficie! Pero no del modo en que vosotros, necios, lo entendéis, porque vosotros estáis muertos y vuestra fe en el barniz. Que lejos estáis de Godard: él detiene sus imágenes para encontrar y vosotros estáis completamente perdidos. Amigos de lo visible y de la pornografía, preguntaos si entre vuestras imágenes avanza el cine. ¡Preocupaos por lo que no se ve, pero también por lo que se ve, ahora que sabemos que todo está en la superficie! Pero no del modo en que vosotros, necios, lo entendéis, porque vosotros estáis muertos y vuestra fe en el barniz.


El cine ante todo II


¿Por qué no hicimos películas cuando vivíamos juntos? ¿Por qué nunca fue una prioridad? Trabajábamos, cocinábamos, queríamos enamorarnos –tú lo conseguías siempre y yo no. El amor nunca será capitalista y, sin embargo, yo me vendía al mejor postor. Me gustaba el dinero, pero solo un poco. Los necios que piensan en el dinero jamás serán felices.

Esperábamos. Algún día, sin esfuerzo, seríamos espectadores de la historia que querríamos filmar, pero no sería la nuestra. Mientras tanto, nos permitíamos no filmar las películas con las que soñábamos siendo jóvenes. O -lo que es peor- el lujo de no soñar. Sabíamos hacer películas, pero hacíamos ver que no, porque nos aterrorizaba imprimir nuestras tristezas en el tiempo.


El cine ante todo


Me encontré frente a frente con la densidad bergmaniana, y callé, incapaz de imaginar el rostro de la pureza. La lucha es, sin embargo, más visible ahora, el tema presente. A la larga, esa densidad me impedirá darme a conocer y conoceros, y lo que no alcanzábamos a ver estará servido frío.

Negaré el lenguaje, para liberaros de la mediocridad que representáis. Desaparecerá por fin el yo, y ya no tendré que avergonzarme. Un esfuerzo más. La oscuridad perderá su distinción y la posibilidad del amor desaparecerá. Será precioso. Solo quedarán las imágenes y aprenderemos a crearlas y a mirarlas y todos los corazones serán de oro.


jueves, 26 de julio de 2012

lunes, 11 de junio de 2012

jueves, 31 de mayo de 2012

Nadie necesita más que yo que nuestras vidas encajen cuanto antes

El Estado debería de dejar de ser bondadoso, de dejar de autoengañarse y de dejar así de ser estúpido. Tú no le entiendes y ella no te quiere. Resolver un día aunque no supiera resolver los años. Debería de despertarse en camas que no son la suya. Debería de salir una noche sin saber donde amanecerá su cuerpo adolescente y revelarse como lo hacemos todos en nuestra adolescencia. Todos hemos sido interrumpidos en el mejor momento de nuestra vida. Dejar de hacer un trabajo que no es el suyo y ya no puede más. Debería conocerse: debería ir más al cine. Debería dejar de limpiar. Debería enloquecer.


sábado, 12 de mayo de 2012

MIA HANSEN-LØVE

Solíamos decir que las historias que necesitábamos filmar no cabían en un cortometraje, así que aprendíamos grabando trailers de las películas con las que soñábamos. 


"sueño con hacer una película que se desarrolle en tres días. Pero es algo que no sé hacer, no sé por qué siempre me he dejado llevar hacia las historias que tienen que ver con el paso del tiempo, no me sé expresar de otra manera. Sueño con una película que transcurra en tres días, pero creo que es algo ligado al hecho de que los sentimientos que tengo ganas de exprimir en mis películas son sentimientos ligados al paso del tiempo.


Es algo que descubrimos tarde. 


Existen dos maneras completamente opuestas de entender el cine. Un cine consciente de sí mismo, o el cine que practica MIA HANSEN-LØVE, en el que la cámara -de un modo ilusorio- desaparece. Nosotros estamos obligados a escoger, es una cuestión política, sin olvidar que Ford es el más "brechtiano" de todos los directores





viernes, 11 de mayo de 2012

la película que no se ve

"Hay un pueblo compuesto únicamente por cretinos. Adultos, niños, viejos, hombres y mujeres: todos son cretinos. Te miran y te hablan con la sonrisa extasiada propia de los cretinos. Y de los cretinos felices de serlo.

Así nos ven los publicitarios. O mejor: así desean vernos. Ese pueblo de cretinos es su ideal. Los anuncios que nos proponen delatan su sueño secreto e indestructible: hacer de nosotros, de todos nosotros, una parte de esa nación de pequeños cerebros, de retrasados felices, que incansablemente reflejan para nosotros.

Para aquellos que ya no tengan fuerzas ni ganas para analizar la lúgubre comedia que se desarrolla permanentemente en el pueblo de los cretinos, para los que se sientan hipnotizados o simplemente adormecidos ante este espectáculo, un solo consejo, una sola técnica: la huida."


lunes, 30 de abril de 2012

Les Mal Aimés

El tiempo es la sangre de una película y el cineasta ha de lograr que las imágenes se sucedan sin fisuras para que la película no se desangre entre plano y plano. Hay algo de espantoso en la contemplación de un filme por el que no notamos transcurrir el tiempo, es como estar contemplando un cadáver. Ayer tuve esa sensación en la proyección de Les bien-aimés, el último filme de Christophe Honoré. La película se desangraba en sus secuencias musicales. Las imágenes no dejaban avanzar en el tiempo a unos personajes que, habiendo encontrado la mejor manera de expresar sus emociones, cantaban y se movían animados por la música. Era un espectáculo triste de contemplar.



sábado, 21 de abril de 2012

carta a dos jóvenes cineastas

En una secuencia de Declaración de guerra, Romeo y Julieta, junto con su familia, todos reunidos alrededor de una mesa, al escuchar una llamada esperada de teléfono, giran la cabeza a la vez, de un modo cómico. Eso me hizo recordar una secuencia de La piel dura en la que unos niños, en clase, se giran para descubrir a su nuevo compañero, de un modo artificial, alejado del realismo. Y toda la filmografía de Truffaut está plagada de momentos artificiales. Pienso también en uno de sus maestros, en Hitchcock, en lo cerca que se sitúan del cine. El cine es Bresson.

Es una idea que defiende Godard, el cine no tiene porqué ser realista, ya que es un artificio. He vuelto a ver Elogio de amor varias veces. Qué equivocados estábamos cuando creíamos que en la segunda parte del filme Godard se salía de tono, y qué apreciable es su paleta, tanto como la de Van Gogh. La gente que considera a Godard un pedante es estúpida. Ante una pintura de Picasso nadie se atrevería a tachar al pintor de pedante. Es triste que la juventud esté en contra de los valientes, de un hombre que ha decidido ser fiel y consecuente con su propio apasionamiento. El cine de Godard es un cine que trata sobre lo que deberían de tratar todas la películas, sobre la cuestión ¿cómo meter en el cine más que la vida? Antes pensaba que mi amor por Godard no era puro porque creía que lo que realmente me interesaba de sus películas eran los diálogos. Ahora estoy profundamente enamorado de sus imágenes y de su conciencia poética. 

Lo escribía Tarkovski a propósito de Buñuel: sabía que una estructura poética no necesita declaraciones de ningún tipo. Esto está relacionado con la anécdota del día en que Buñuel se enfadó con su director de fotografía porque le había preparado un plano de un paisaje espectacular, y giró la cámara 180º para filmar un camino de tierra (decimos plano pero decimos mal, deberíamos de decir ángulo).

Me río cuando escucho a gente debatir cuestiones sobre el fondo y la forma. ¿Quién debate sobre la moral? La estética es una cuestión de moral, eso ya lo sabíamos, pero hay ideas que necesitan tiempo para ser comprendidas. Hemos de tratar de huir del estilo si queremos ser puros.


domingo, 18 de marzo de 2012

Declaración de guerra


Llenar la pelicula de toda la vida posible. Ese es el tema del filme. Lamentarse de no poder oler las imágenes. Apoderarse del espacio cinematográfico como si de una batalla se tratase, para evitar que todos los canallas del mundo nos impongan su modo de vida. Todas las canciones caben en una película. Todos los temas. En el cine todo puede o debe suceder. Como cuando en Declaración de guerra Romeo logra hacer aparecer una botella de champang de una palmada de manos. Tras este filme, ya no tenemos excusa para no filmar nuestras propias historias. Tenemos la obligación de demostrar que todo lo que vivimos en presente perdura, aunque solo sea una ilusión que la muerte nos arrebatará algún día.


lunes, 27 de febrero de 2012

sábado, 4 de febrero de 2012

Z#

Le conoció por Internet, al chico de 18 años que le preguntó si le interesaba la cultura porque era uno de sus mínimos. De no ser así el aburrimiento alcanzaría sus conversaciones y tarde o temprano se aburrirían el uno del otro. No se atrevía a escribir algunos detalles sobre cómo había conocido a este chico, entonces pensó mejor en elidirlos en lugar de disfrazarlos, era una cuestión moral. Al principio desconfiaba de su edad pero a la vez sentia curiosidad por encontrarse con aquel muchacho que se tomaba su tiempo para responder a sus preguntas antes de contestar con una gravedad pesada y desconocida para él. ¿Tú qué quieres tomar? Agua. Y solo fumo cigarrillos si son Camel. Le enseñó su colección de libros y el chico aprovechó para tumbarse en su cama alegando dolores de espalda. Se tumbó a su lado y al decir Clint Easwood recibió un besó inesperado, y entonces tuvo que añadir y tú también me gustas. Y acabó chupándosea mientras el chico disfrutaba como solo se sabe disfrutar a los 18. Al marcharse le vino a la cabeza Zulueta preguntándose ¿Pero la gente qué se cree? ¿que hay otra vida dentro de esta vida? y se puso a escribir.

viernes, 13 de enero de 2012

sábado, 7 de enero de 2012

la verdad se sentó sobre nuestras rodillas


Creo que fue en el segundo Congreso de Cine Europero en Barcelona donde unos pocos asistimos a la proyección del filme Noche y Día de Chantal Akerman. La luz atravesaba la sala y rebotaba en la pantalla para acabar siendo absorbida por nuestras retinas, solo entonces supimos que estábamos siendo espectadores del cine con el que siempre habíamos soñado: aquellas imágenes solo podían haber sido proyectadas desde nosotros. Todavía no sabíamos el por qué. Mientras Julie comparte por última vez los asientos de atrás de un taxi con su amante Joseph, la película se deshizo, y el proyeccionista tuvo que despertarnos. Entonces todavía no comprendíamos del todo el cine y en ese momento -esto es algo que he descubierto con los años- la verdad se nos fue señalada.