domingo, 4 de noviembre de 2007

Lo que el cine ha unido que no lo separe el hombre




Nos refugiamos en un pueblecito costero, cerca de Tarragona. El paisaje contaminado de grúas y el paso del tren retumbando la tranquilidad nos recordaban que sólo estábamos en la periferia de una gran ciudad. Hoy me he despertado de buen humor, optimista, hacía tiempo ya. A mí también me hubiera gustado compartir estos días con alguien -mentí-, pero de momento no me importaba seguir con mis cigarrillos, mis teorías, mi Nacho, y mí mismo. El final era de esperar, Bruno y Bea reemprenden su huída y, tras una parada en una área de servicio, unos gangsters aparecen y disparan a la chica. A la vuelta de nuestro viaje nos detuvimos en Calafell, me dí un último baño, pues unas viejas que salían del mar me espetaron "esto está estupendo" y me hicieron sonreír. Teníamos aún tiempo para no pensar en nada bajo las palmeras. Ahora escogería a Michael Nyman como banda sonora. Por la noche, de vuelta en Barcelona, nos emborrachamos con Julia y Tomi. Lo que el cine ha unido que no lo separe el hombre. Julia me permitía soñar, sí, y situó un nuevo destino en mi mapa: Lyon. Nada tiene que ver con Lyon -pensé-, sería un buen lugar donde volver a empezar.

3 comentarios:

Jylia dijo...

yja t'he posat a prop.
alzamos nuetras copas hacia el cielo, cielo

mi dijo...

congratulations

yo me apropio de las frase de las abuelas, y te repito al oído 5 veces: "sto está estupendo, esto está estupendo, esto está estupendo, esto está estupendo, esto está estupendo " Así, con el cosquilleo del susurro y la gracia relativa de la expresión sonríes doble.

Jylia dijo...

tarragona m'esborrona, constantí em fa patir

seràs la tarda
la júlia esta más contenta que una prostituta!