martes, 12 de enero de 2010

epílogo

Nacho había tenido la idea de estrenar la noche de fin de año el último cortometraje que habían rodado, por hacer algo diferente. Habilitaron un garaje a pie de calle para la pequeña celebración e invitaron a todos sus amigos. A Aleix se le ocurrió realizar un collage para el diseño de los flayers y puso en ello toda su ilusión. Durante estos últimos días había imaginado a menudo el momento en el que los invitados desaparecerían de la fiesta dejándole solo con Nacho: había pensado actuar como si fuera la primera vez, besarle despacio los labios, emocionado por descubrir lo que su bragueta esconde.

Aleix volvió a nacer el 31 de Diciembre del 2009. Había llegado hasta allí a través de uno de esos agujeros que le permitían volver atrás. En el garaje seguían esperándole. Nacho le llamaba, sin ningún éxito. Uno de sus amigos, que sabía de la existencia de Luna pensó en ella como la culpable del retraso, así que lo ideal sería proyectar antes de que les dieran las uvas. Apagaron las luces y, sólo entonces, Aleix apareció. Su rostro estaba más iluminado que nunca, precisamente por una mala exposición al sol. Un instante de vida que queda en el filme con su aura no para morir sino para revivir con más intensidad.

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