domingo, 17 de julio de 2011

no hay nada mejor que imaginar

Le pregunté a Paco, oh Paco ¿qué voy a hacer el año que viene? Lo que tienes que hacer es rodar tu película. Por primera vez pienso que me ve capaz. ¿Dónde está tu cortometraje? En la basura. Insistíamos siempre sobre el mismo lugar. Odio las obras con mensaje. Piensa en Godard. Imagino el perfil de un terrorista no arrepentido que ha revolucionado el cine moderno. Pongamos un ejemplo, analicemos la realidad como le corresponde a todo marxista-leninista: en Masculin-feminin unos jóvenes con política propia actúan sin concesiones ante una sociedad imbécil. ¿Y qué les sucede a esos jóvenes? Que se enamoran. Atardece mientras nosotros pensamos en la raja de Salcedo. En los relojes de Torres. En una noche que empieza donde Amanecer termina. Nuestro profesor de historia contemporánea piensa que el marxismo-leninismo también es una estupidez, un invento de Stalin.

El deseo de no rodar pasara lo que pasara.
Este deseo era un lujo y Eustache lo sabía.



Otoño de 2011. Varios meses sin intercambiar una palabra. Tú te moverás solo lo imprescindible, de un modo abrigado. Empiezas a querer a personas que no conozco, y eso te aleja. Mi realidad también ha cambiado. Pero pensamos de un modo anacrónico a esta nueva realidad porque aún tenemos asuntos pendientes con esa otra anterior vida que era la nuestra.