martes, 15 de noviembre de 2011

Melancholia





Salimos del cine sin saber qué habíamos visto: no podía ser tan sencillo, o sí, el tema era el planeta, que lentamente tomaba presencia. Claire y Justin iluminadas únicamente por el planeta, la melancolía, bailando la danza de la muerte, avanza, retrocede, avanza. Y la película nos dice sin imaginación estamos perdidos. Qué cierto es. Necesitamos imaginar para querer, y sin imaginación nos detendríamos. Aunque Lars von Trier finalmente no nos deja imaginar.

Sí, pero hay algo más. Está el puente, y esa elipsis en la que ella desaparece y luego vuelve, están las judías, está Pieter Bruegel. Está el misterio y todo aquello que no podremos llegar a comprender. Está la gente que cree en el misterio, todo ese montón de materia oscura que forma parte de nuestra realidad y que no vemos porque esa otra realidad es invulnerable a la luz. Si no creemos en el misterio, también estamos perdidos. Hemos de aprender a convivir con nuestros muertos, invitarles a sentarse en la mesa con nosotros, como nos enseñó Apichatpong.


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