lunes, 17 de mayo de 2010

all time is eternally present

Entonces Gonzalo pensó que el cine no era más que un encuentro y que debíamos tratar de hallar en él una mirada que nos correspondiera, y ese pensamiento solitario, que aspira a volar lejos de este suelo, causó en mí una tristeza terrible -como cuando la Mama et la putain- porque aquella misma tarde había empezado a aceptar que quizá era invisible como le sucedía a la niña de aquella película de Buñuel.

No me juzguéis por escribir mis tristezas, soy de los que cuando buscan en el vino el recuerdo o el olvido, al no encontrarlo suficientemente completo para el gusto contemplan entonces el cielo a través del culo de la botella y pienso ¡Ah! la ciudad está de mi parte. Como ayer, que miles de personas tomaron las calles para celebrar nuestro encuentro.


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