viernes, 13 de septiembre de 2013

hacer una película


Estuve en la biblioteca una hora con el cuaderno abierto mirando las páginas en blanco. Por la noche, en realidad, salíamos a trabajar. El secreto estaba en no detenerse. Siempre hay un camino de baldosas amarillas y nunca se podrá imaginar un filme si no se está en movimiento. Rohmer puede cogerse si juntas las palmas de las dos manos, en cambio Godard se acaba escurriendo entre los dedos.

Este verano he vuelto a leer a Fellini. Solo me debo preocupar de una cosa, hacer una película, porque una imagen, una fantasía, un sentimiento, incluso una calenturienta enfermedad, nacida y conservada en tu imaginación se convierte en vital para los otros y sólo saludable para ti en el momento en que la realizas.

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